Con frecuencia, las madres suelen pensar que no producen suficiente leche materna para alimentar a su bebé, o que esta, por sí sola, no satisface las demandas nutritivas de su bebé.
Algunas de las razones que motivan a las madres a pensar de esta manera son las siguientes:
- El tamaño de los senos.
- La producción de leche al inicio de la lactancia
- Los comentarios y falta de apoyo del entorno familiar y/o social
- La constante recomendación de sucedáneos de la leche materna por parte del personal pediátrico
- Los primeros brotes de crecimiento y el constante llanto del bebé
- Falta de información.
La producción de leche materna es constante, según la Asociación Española de Pediatría (AEP): “El principal estímulo para la producción de leche es la succión del niño y el vaciado del pecho, por ello, cuantas más veces mame, más cantidad de leche se producirá. La leche no se gasta, cuanto más toma el bebé, más produce la madre.” Por tanto, no tiene que ver el tamaño de los pechos en la producción láctea, sino el estímulo que reciba la madre.
Teniendo esto en cuenta y sumándole un correcto agarre, una adecuada postura de la madre al tomar al bebé brazos y una lactancia a demanda, pueden garantizar una producción ajustada a suplir todos los requerimientos nutricionales del bebé de manera exclusiva, los primeros seis (6) meses de vida.
Sobre este aspecto la OMS explica: “La leche materna es la primera comida natural de los lactantes. Aporta toda la energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año.”
Entonces, ¿Cómo saber con certeza si está recibiendo lo que necesita?
Determinar la cantidad exacta de leche que consume el bebé directamente del pecho materno en cada toma no es posible, sin embargo, hay varios factores importantes que indiscutiblemente evidencian una buena alimentación:
– Orina de aspecto claro y sin concentración que moje la cantidad de pañales adecuados según su edad; es importante saber que un recién nacido puede durar sus primeras veinticuatro (24) horas sin ninguna micción, y que esta puede presentar manchas rojas, que no es sangre, se llaman uratos y dejan de verse en días posteriores.
– Las deposiciones, los primeros días tras el nacimiento, el color de las heces fecales es verde oscuro, el denominado meconio, luego que ha pasado este período, el color debe amarillo mostaza de textura suave, esto indica que el bebé está obteniendo las propiedades de las diferentes fases de la leche materna.
– Un aumento de peso constante, a partir de la segunda semana apróximadamente, que es el momento donde comienzan a recuperar el peso perdido los primeros días de nacido. Esta pérdida puede llegar a ser hasta de un siete a diez por ciento (10%), a partir de este momento el aumento debe ser gradual.
– Cambio frecuente de pañal, iniciando con uno (1) el primer día, dos o tres los días posteriores y luego entre seis (6) y ocho (8) en un día. Esto sucede así porque el volumen de orina va cambiando conforme con la ingesta, se registra desde treinta (30) a sesenta (60) mililitros diarios, hasta cien (100) a trescientos (300), evidenciándose pañales más cargados. En este aspecto, es importante observar que el tamaño del pañal (en caso de ser desechable) sea el adecuado para el tamaño del bebé.
– Senos más firmes o llenos antes de la toma y suaves después de esta. Es importante hacer la observación de que hay madres que no experimentan estos cambios en los senos (sobre todo cuando la lactancia ya está regulada) y esto no está asociado a una baja producción o ausencia de esta.
– El aspecto y comportamiento del bebé: un bebé que se alimenta correctamente es un bebé hidratado, activo, de manera general, y más relajado justo después de alimentarse, generalmente sueltan el pecho por sí solos cuando están satisfechos. Existen excepciones, ya que esto podría variar en períodos de brotes de crecimiento, dentición, regresiones del sueño y otras etapas de cambios importantes en su desarrollo, sin que esto implique deficiencias en la alimentación.
Si existe una buena rutina de amamantamiento el bebé recibirá lo que necesita y todos estos aspectos se cumplirán, pues la demanda frecuente de pecho junto al buen enganche garantizan que la transferencia de leche sea efectiva.
La lactancia es un acto natural, instintivo y aprendido, practicada en la historia de la evolución humana a través del pecho materno, cuya función principal es la de proveer alimento al bebé una vez nacido; de manera que, biológicamente toda mujer tiene la capacidad de lactar de manera exitosa, exceptuando algunos casos usualmente asociados a patologías.
En cuanto a la falta de apoyo y la falta de información, debemos resaltar que durante décadas la lactancia materna dejó de practicarse en muchos países y que existen falsas creencias en nuestra sociedad que muchas veces impiden a las familias lograr éxito en la lactancia materna y que debemos erradicar tomando decisiones basadas en información científica. La familia y amigos cercanos deben ser nuestro primer aliado en este camino de la lactancia y la maternidad, por ello es importante que nuestro entorno esté nutrido de toda la información que durante el proceso vamos aprendiendo, pues son estas opiniones las que a veces nos hacen dudar.
¡Ánimo mamá! Estar informada y en conocimiento de estos aspectos, te harán vivir una lactancia despejada de toda duda, !Tu leche sí es suficiente!