Lamentablemente a las treinta y siete (37) semanas de embarazo fui una más durante esta pandemia de contraer COVID-19, gracias a Dios y a pesar del virus, todo continuaba marchando bien con mi embarazo, me estaba recuperando rápido; pero una noche empecé a notar que mi bebé no estaba realizando sus movimientos habituales, !Casi no lo sentía! decidí llamar al hospital y me dijeron que debía pasar a realizarme una revision; por suerte todo estaba bien con el bebé, pero la doctora tomó la decision de inducirme el parto, pues en ese momento no se conocían bien los detalles del COVID-19 y si podía tener repercusión en el feto o no.
Por esta razón y, porque en ese momento no habían surgido los lineamientos de continuar el apego oportuno a pesar del COVID-19, no pude tener contacto inmediato con mi hijo. Mathias nació de treinta y ocho (38) semanas, con apenas cinco (5) libras y tres (3) onzas y fue ingresado inmediatamente en la unidad neonatal de cuidados intensivos (UNCI), allí permaneció durante una semana.
En el hospital me puse en contacto con Yoskarina, coordinadora en ese momento del grupo de embarazos al que pertenecía, ella me orientó y me proporcionó las instrucciones de lugar para poder iniciar con la extracción de leche y así alimentar a mi hijo. Con esta guía adecuada en el mismo hospital pude extraer las primeras góticas de calostro, MI ORO LIQUIDO!
Al llegar a casa con mi esposo, Agustín Díaz, quien se mantuvo conmigo informándose durante nuestro embarazo, empezamos a realizar extracción manual, en un momento pensamos que no lo lograríamos, pues eran solo gotas que salían, pero luego llevando al pie de la letra cada instrucción proporcionada por ProlactarRD, notamos que la bajada de la leche inició a suceder. Más tarde utilizamos un extractor eléctrico, siempre estimulando primero manualmente, con esta práctica logramos que mi esposo le llevara cada uno de los días que Mathias se mantuvo ingresado, mi leche, evitando así que consumiera leche artificial.
Cuando Mathias llegó finalmente a casa inició toda una batalla campal para que se prendiera al pecho, pues en el hospital ofrecían biberon y esto le ocasionó confusion tetera-pezón, este es uno de los obstáculos que podemos encontrar en el camino, el cuál arruina muchas lactancias y por lo que no se recomienda usar teteros durante al menos las primeas seis (6) a siete (7) semanas de vida; pero aún así no nos dimos por vencidos, yo continuaba extrayendo y ofreciéndole la leche extraída a Mathias, pero esta vez con un método alterno al biberón, un relactador.
Así nos mantuvimos durante el primer mes, trabajando fuertemente para eliminar el biberón; Agustín utilizaba la técnica jeringa-dedo y yo el relactador, y con nuestra insistencia, Mathías fue poco a poco disfrutando de ese contacto y apegándose cada vez más al pecho. Iniciamos tratando de que lo hiciera directamente sin el relactador al menos una vez al día y con el pasar del tiempo ya tomaba el pecho directo, convirtiéndose en un experto en succión.
En lo adelante, iniciaron las opiniones de los familiares y amigos cercanos, a decir que le dieramos fórmula, cuando nos veían tan decididos y esforzados por darle leche materna a Mathias, sin agua, sin té, sin probaditas de comida, se mostraban alarmados, como que estuviémos haciendo algo fuera de este mundo, decían que el bebé no se iba a alimentar bien; y vaya que fue una sorpresa para ellos, pues mi esposo y yo somos los primeros de ambas familias en tomar esta decisión y en optar a su vez por una crianza respetuosa.
Pasamos por cada uno de los brotes de crecimiento, sí, esos que te hacen pensar que no tienes leche suficiente; no puedo negar que en ocasiones nos preocupábamos, nos veíamos desesperados y hasta llorábamos, pero siempre nos manteníamos positivos, conocíamos lo que venía después, y claro, no voy a negar que ser padres es algo difícil y que vamos aprendiendo en el camino, por eso es importante pertenecer a una tribu de apoyo como lo es la familia ProlactarRD.
Regocijados de que nuestro Mathias de haber nacido con solo cinco (5)libras actualmente con siete (7) meses y a base de solo “esa aguita de leche”, pesa veinte y un (21) libras; seguimos preparándonos para romper con los paradigmas sociales sobre alimentación y crianza de nuestros hijos y, con más fe que nunca de continuar la lactancia hasta que sea nuestra decisión.
Como parte de dar un poco de todo el apoyo que he recibido, ahora me he integrado como colaboradora a la familia ProlactarRD, esperando motivar a muchas mamis y continuar vociferando que: La información es poder y sí se puede!!